Seguidoras

17/11/13

Mejor que una, serían dos




















Jesús Silva R.


Si la luna es nuestra guía en medio de la oscuridad inmensa, mejor que una luna, serían dos.




Si el sol nos da el brillo necesario para recorrer caminos y vencer dificultades, mejor que un sol serían dos.




Si la vida es un hotel que nadie puede comprar y tan solo nos ofrece alojamiento temporal, mejor que una vida, serían dos.




Si el amor es la fuerza que nos moviliza para intentar lo imposible, mejor que un amor, serían dos.




Y si un viejo poema fue escrito como testimonio emocional de tu fracaso, otro poema servirá para festejar frente al mundo la dicha del nuevo amor que has encontrado. Mejor que un poema, siempre serán dos.




Si el universo sabe que dos es mejor que uno, esto va más allá de la gris ambición de metal y riqueza. Más allá de vanidosos deseos de acumular propiedad.




Simplemente, ante lo breve que es la vida ¿Cómo no querer duplicar nuestras vivencias, la felicidad, los triunfos y las ilusiones? Hasta clonar a nuestros seres queridos para que no se mueran nunca.




En nada debe avergonzarnos aspirar más cantidad, dar más y ser correspondidos. Porque nuestro corazón sabe que le cabe mucho más.




Lo poco jamás podrá satisfacer a la naturaleza humana que día a día quiere conquistar lo nuevo y ser más grande.



Para nada importa lo que la sociedad opine. No basta vivir por un solo amor ni morir por una sola idea.

Mejor que una, serían dos.

10/11/13

Malcriada












Por: Jesús Silva R.


Vivía su singular adolescencia prolongada,
Sólo le importaba cumplir y hacer cumplir su voluntad,
Y aunque por mi amor, su puerta siempre fue tocada,
La hallé encerrada en su caprichosa "pubertad".

Del grande amor hoy ya no me queda nada,
Sólo la estela de un viejo amor de "corta edad",
Fui maltratado por su inmadurez tan avanzada,
Incompatible con mi adulta libertad.

No existió forma de mostrarle a mi doncella,
La maravilla que en el mundo es compartir,
Creyó que el mundo sólo giraba entorno a ella,
Pues así se lo inculcó su "institutriz".

Estrella de la sociedad del narcisismo,
Su gran belleza le permitía festejar,
Por ser trofeo de infinitos fetichismos,
Escogía a dedo, quien la podría cortejar.

Más sin embargo, el escoger le amargó tanto,
Fueron mediocres los Cantinflas y Tintán,
Que con los años su soledad causaba espanto,
Lloró por sueños que hoy en día ya no están.

Rechazó mil pruebas de amor y de cariño,
Sus fantasmas le aconsejaban esconderse,
Y aunque todo parecía ser juego de niños,
Sólo con la infelicidad pudo entenderse.

Obsesionada con quebrar mi fiel promesa,
Porque el pasado le había astillado su cristal,
Ella hasta ayer, fue falsa estatua de mi mesa,
Tarde o temprano, completaría su guión teatral.

Sensual soberbia era su grito malherido,
Indiferente se quiso siempre presentar,
Cortó las rosas de mis jardines más floridos,
Incurable alergia, la de no atreverse a amar.