Seguidoras

4/2/13

La prohibición



Por: Jesús Silva R.

(Esta obra pertenece estrictamente a mi labor de escritor, cualquier parecido con la vida real es pura coincidencia. Sirva mi creación para quienes sanamente disfrutan la poesía).

Este poema fue sometido a prohibición... Voy a contarles de mi Guayabo Sobrevenido, ese que te sucede cuando menos tú lo esperas… Tal vez estas líneas nunca jamás serán leídas por la persona para quien fueron pensadas.

Conocerla y nunca más volver a verla, fue como clasificar al mundial de fútbol y luego perder el juego final. Quisiera decir su nombre. La imaginación es al poeta lo que al pájaro sus alas. Pero un caballero debe siempre callar.

Ella me hacía preguntas, yo sereno en mis respuestas, Toda Venezuela aplaudía. Mi mente se dedicaba al estudio de cada centímetro de su pícara cara y su delicioso cuerpo, aunque la entrevista fuera estrictamente constitucional.

Si ya entendiste, por favor, no se lo digas a nadie. Rostro de claro panqué, ojos de misterioso champagne. Hipnótica era su mirada y aquel botón de su camisa ya casi que me saltaba. Yo quise que me saltara. Pero seguro nos habría costado una sanción de Conatel.

Encandilado por el fuego de sus cabellos, esa mañana mi corazón junto a ella quiso arder. En sueños ya la había amado y en Twitter la amé también. Pero no me identifica, en la web no me contesta y quizás nunca jamás la podré ver. Reina de la indiferencia, dicta sentencia desde su tribunal personal.

Con rayos X la imaginé posando en fotografía de Spencer Tunic. Mientras ella, con la punta de su zapato volvía a tropezar los ruedos de mi pantalón. Nos miramos frente a frente. "No es lo que estás creyendo, fue sólo un accidente", a mi mente le advertí. No quería imaginarme sobre nubes para más tarde caer.

Las luces de la escenografía no eran tan poderosas como las dos grandes de ella. Por ellas oré a San Nicolás y a los Reyes Magos deseando que al fin me dijeran: "aquí estamos, el regalo que tanto pediste es tuyo esta navidad".

Perdidamente ilusionado, disimulé, era mi obligación ante cámaras y una transmisión en vivo en pantalla nacional. Intrusa la tentación de tirar por la ventana tantos años de prestigio intelectual y cometer imprudencias. Felizmente no pasó.

Debía parecer serio y muy serio siempre fui. Aunque un diablo en mi oído conspiraba con una guarimba: "Abraza a la sirena y cómele los labios". CICPC y SEBIN habrían procedido a mi captura en el sitio del suceso, rápidamente. Jajajaja!

Bien lo sabe el cielo que si ayer, hoy o mañana, me llegara una señal de mínima posibilidad con ella, tiraría por la ventana tesoros y mucho más. Pero ya no soy adolescente, rara vez salto al vacío, sé prevenir las derrotas.

Estrella púrpura en su muñeca derecha. Era la Venus de Milo a pocos centímetros de mí. Sólo volveré a sentir lo mismo cuando cumpla mi sueño de viajar por el espacio. Su mímica de chica sifrina me sedujo absolutamente.

Ya para entonces me hacía falta utilizar un babero. Deseaba estirar los minutos. Si esto no es amor. ¿Entonces dime tú qué es? Mi mirada de cordero degollado se lo dijo todo y seguro que despertó sus ganas de jugar malvadamente. Divorciada y de mi edad, tiene potentes recursos y sabe muy bien explotarlos.

Puso su mano en mi pierna para conmocionar mi mente. Al segundo vi estrellitas. Culpable entrevistadora no conoce la piedad. Mis rodillas temblaban continuamente mientras permanecía callado. Aprendí del cocodrilo, que sabe hacerse el muerto para atrapar a sus víctimas.

Desde que nos dijimos chao, vivo sumergido en un "Guayabo Sobrevenido"  totalmente ajeno a mi voluntad, mis deseos y mi planificación. Por tal motivo nunca será un guayabo preexistente. Sé que ella no es para mí, no tengo poder ni fortuna. Entonces ¿Cómo podré interesarle? Sólo saldré del Guayabo hasta que cese el motivo sobrevenido, eso deberá entenderlo la Sala Constitucional. ¿Será una falta absoluta o temporal de realismo en mi conciencia?

Cuando Dios quiere enloquecer a alguien, cumple todos sus deseos. Yo pedí tenerla a ella pero Dios me quiso cuerdo. Papá Dios como consuelo, me la regaló en DVD y un par de fotos al álbum. Quise encontrar su otro tatú, ese que esconde en su empeine. Pero su mezquino perfil izquierdo puso un muro al fetichismo.

¿Será en forma de hiedra, estrellas o pequeñas rosas? Embriagado por sus roces de gamuza, quise que me lo mostrara. Pero una pizca de cordura y dos mil de tradicional timidez, mantuvieron las palabras en la prisión de mi boca.

Mientras escribo estas letras, recreo aquellos instantes con lapsos de taquicardia. Naturalmente, soy su seguidor más abnegado y antiguo. De pronto estuve con ella, bella dama electrizante. Líbreme Dios de este hechizo, de una manera elegante.

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